Modelo
de Gerencia Social
El modelo de Gerencia
Social que se presenta tiene como principales características la integralidad y
la inclusión social, y está orientado a la construcción de riqueza social y al
fortalecimiento de la gobernabilidad a través de la promoción del desarrollo
del capital humano y social. Estas responsabilidades se viabilizan a través de
una Gerencia Social fundamentada en cinco principios con sus respectivas
estrategias de acción, a saber:
Principio de
Inclusión, que partiendo de concebir a la población como sujeto de derechos con
capacidades de autodeterminación, propende por hacer visible, reconocer y
respetar la pluralidad; enfatiza en la necesidad de avanzar en cambios culturales
y en condiciones materiales que garanticen la equidad de género, y promueve el
empoderamiento de los actores sociales a través de fortalecer sus potenciales
mediante estrategias de descentralización, participación activa, generación de
procesos autosustentables y el control social.
Según Kliksberg
(1997) la Gerencia Social debe implementar modelos que garanticen a las
comunidades la transparencia y control sobre la marcha de los programas. Para
ello deben fijarse indicadores de seguimiento y resultado claros y debe
promoverse la activa participación de la población asistida y la sociedad en
general.
Hacer ejercicios de
seguimiento y rendición de cuentas, debe ser una iniciativa que vaya incluida
en la ejecución de todo programa de atención a niñas, niños y adolescente-
El control social
como instrumento de participación puede orientarse desde el enfoque de
evaluación a los programas propuesto por Noech (2006) el cual contempla cinco
niveles:
- La evaluación de
medios: para verificar si se han sido efectivamente usados.
- Evaluación de
resultados: midiendo los efectos inmediatos frente a los objetivos propuestos.
- Evaluación de
impactos: referidos a los efectos previstos o no en el entorno social y
económico.
- Evaluación de la
eficiencia: que analiza los resultados obtenidos frente al uso de los recursos
- La satisfacción de
los beneficiarios. Se indaga sobre la solución de su problema, la satisfacción
de sus necesidades y el cumplimento de sus expectativas.
Es lo que en
administración se denomina el diseño de indicadores de gestión para puntos
críticos de un programa, que incluye el diseño, implantación, medición,
monitoreo para proponer – si se requieren - acciones correctivas frente a
posibles desviaciones respecto de los objetivos formulados. Además plantea que
se deben hacer procesos de autoevaluación para detenerse a pensar en el
funcionamiento del programa y tomar decisiones oportunas.
Principio de
Integralidad, Rodríguez (2006) plantea que la acción social debe ser abarcante,
multifactorial y con impacto integral en las problemáticas.
Bajo este principio
el modelo se aparta de la concepción fragmentada de las necesidades y problemas
del ser humano, pues en esa perspectiva las soluciones que se plantean a una
problemática se convierten en la conjunción de acciones dispersas. Por el
contrario, invita a ver a las personas en su complejidad, especificidad y
totalidad y por tanto busca el diseño de acciones sistémicas dentro de un
enfoque que integra en vez de dividir y que no divorcia a los sujetos de su
contexto. Por ello pretende el seguimiento de perspectivas poblacionales que
tiene carácter holístico y que observan la multicausalidad.
Para Kliksberg
(1997), una de las direcciones de trabajo a tener en cuenta por la Gerencia
Social es el “reemplazo del enfoque sectorial por el abordaje integral”.
Plantea el autor que por lo general las problemáticas de un sector se intentan
resolver exclusivamente desde ese sector, por ejemplo el caso de la educación,
sin considerar que cada problemática social tiene múltiples raíces que están
interrelacionadas. Por tanto para alcanzar efectividad en los programas
sociales y específicamente en los que están dirigidos a la población
estudiantil, se hace indispensable explorar las interconexiones y formular
esquemas de trabajo integrales.
Principio de
corresponsabilidad, se fundamenta en que los actores y agentes de una
problemática social tienen derechos y deberes los cuales deben ejercer
corresponsablemente de acuerdo con sus posibilidades.
Rodríguez (2004)
plantea que la responsabilidad en el devenir de la sociedad no es exclusiva del
Estado sino que existe responsabilidad compartida por acción u omisión de los
demás agentes y actores involucrados. Fija parte de la responsabilidad en la
sociedad civil que debe organizarse contribuir activamente en la solución de
las problemáticas sociales.
En el contexto de la
educación, tanto al personal de la institución, estudiantes, padres y
representantes, comunidad en general, les asiste la responsabilidad de actuar
proactivamente en el diseño, ejecución y seguimiento de las políticas y
programas educativos; deben además conocer sus derechos y la legislación
vigente y están llamados a constituir organizaciones que sean el conducto de
interlocución frente al Estado en la tutela de sus derechos y a conformar redes
de trabajo.
Este principio de
corresponsabilidad está fundado en la interdependencia y conectividad de los
procesos y fenómenos del mundo, y en que los agentes tienen derechos pero
también deberes, los cuales deben ejercer corresponsablemente desde sus propias
posibilidades y compromisos, ya sea de manera individual o estableciendo redes
sinérgicas que desplieguen y amplíen el horizonte de posibilidades de todos los
actores sociales.
Principio de
Comunicabilidad, hace referencia a la
comunicación efectiva que es fundamental en el buen desempeño de cualquier
proyecto social.
Para, Rodríguez
(2004) esta comunicación, “debe ser participativa y bidireccional, debe servir
para poner en común las diferentes opiniones, percepciones e interpretaciones
de la realidad” (p.78). De esta manera se gestiona el conocimiento tácito o
expreso que tienen los distintos actores en el proceso, se aprovechan sus
experiencias, sus aciertos, se conocen los errores cometidos, se comunican y
sobre estos conocimientos y experiencias se construye.
Por otra parte,
cuando la información es parcial, tiene equivocaciones o no llega a todas las
personas, se desperdician recursos y esfuerzos y queda excluida parte de la
población con necesidades de atención. Ante lo expuesto, señala Pérez, Martínez
y Rodríguez (2006) que la Gerencia Social resignifica la comunicación
organizacional de tipo instructivo y unidireccional que la asumía como
mecanismo dedicado a la transferencia de información a todos los niveles del sistema,
para entender los procesos comunicacionales en la doble dimensión que los
constituye y que le dan su naturaleza eminentemente interactiva: el
reconocimiento del carácter activo del hablar y del escuchar, de la necesidad
de alinear la organización mediante la construcción de significados y sentidos
compartidos entre todos sus integrantes, la asunción de la información como un
bien colectivo no susceptible de apropiación sino que debe circular amplia y
fluidamente, y que la comunicación hacia los públicos externos debe efectuarse
también en doble vía.
Principio de
Incertidumbre, bajo este principio se parte de que la realidad social es
cambiante y que por tanto la manera como se aborde, como se diagnostique y como
se incida en ella debe ser flexible, abierta al cambio y adaptable.
El modelo de Gerencia
Social Integral e Incluyente, propone ajustar permanentemente lo planeado con
lo ejecutado, haciendo seguimiento y monitoreo en cada una de las etapas del
proceso y ajustándolas de acuerdo con los resultados y el contexto en el que se
ubica.
Kliksberg (1997)
define este aspecto como el “estilo gerencial adaptativo”, el cual propone como
respuesta a una cantidad variable de situaciones emergentes con alto grado de
impredecibilidad. Plantea entonces, que en este entorno la Gerencia Social debe
captar las señales del contexto y del desarrollo de los procesos y ejecutar las acciones y cambios necesarios.
“Ese estilo implica un cambio de fondo en la tradicional separación entre la planeación y la acción. En la
gerencia adaptativa ambos momentos se
aproximan al máximo posible.” (p.6)
Esto consiste en
poner a funcionar lo que en la administración
moderna se denomina “organizaciones inteligentes”, haciendo referencia a entes
que aprenden permanentemente de sus
experiencias, de sus clientes o
beneficiarios, de sus proveedores, de sus aliados, de sus equipos de trabajo, de su interacción con el
contexto comunitario, con el entorno sociocultural etc. Contraria a una organización estática y vertical que
mantiene siempre los mismos procesos,
que hace las cosas de la misma forma, que no innova, que no aprende; una
entidad que no gestiona el conocimiento del que dispone al interior ni
en su entorno, que no capitaliza las experiencias ni los conocimientos de los actores
que la integran; es decir que hace las
cosas de la misma forma y continúa obteniendo los mismos resultados.
En el contexto
educativo, el estilo de “gerencia adaptativa” cobra importancia, máxime si se
tiene en cuenta que los mecanismos de seguimiento, evaluación y control social
que permitan identificar oportunidades de mejora e ir adaptando los programas y
proyectos son débiles. Ante esta característica
de la gestión en las escuelas, la Gerencia Social aporta la flexibilidad e
integralidad suficiente para ajustar permanentemente
lo planeado según los resultados y el contexto concreto en el que actúe,
incorporando en su gestión el seguimiento sistemático para que los actores responsables
sean retroalimentados y puedan realizar los ajustes necesarios y pertinentes,
con el propósito de mantener el
horizonte y avanzar hacia el logro de los objetivos previstos, como resultado
del aprendizaje organizacional.
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